miércoles, 27 de febrero de 2019

Lejos

Me alejo de mi, no me reconozco.

Me quiero de día y me odio de noche. Así que alargo los días para no pisar la cama consciente. Me evado y busco refugio en el fuego, que no calma, aisla. Y me quema, pero mientras lo hace se siente bien. Como el agua de la ducha cuando subes la temperatura xq ya te has acostumbrado a la previa. Como el sol con brisa, sabes que te va a dejar  marca, va a picar y te vas a despellejar. Pero te da igual porque estás a gusto. Eres consciente de que levantarte a por la crema es la mejor opción pero hacerlo es romper con la paz que te rodea.

Supongo que la madurez es eso, saber preveer el despellejeo de después y romper la paz momentáneamente para proteger lo que quieres.