domingo, 29 de junio de 2014

Deshacerme

No existe el manual de "la buena feminista". No existe una guía que diga que hacer y que no hacer, que sentir, que pensar ... pero tampoco la quiero.

Nuestra cabeza está llena de contradicciones, y mejor. Ya que, si existen es porque somos conscientes de que hay algo social en nosotras que no nos representa. Si existen contradicciones es porque existe conciencia y ganas de destruir lo impuesto. Nos culpamos por tener pensamientos y emociones que no queremos, aun luchando contra ello cada vez que surgen.

Yo he venido aquí a autocriticarme, pero no a culparme, de eso ya se encargará quien me lea sin contradecirse.
A día de hoy aún tengo pensamiento lesbo-trans-homo-fobos, racistas, misoginos, gordofobos, putofobos, especistas, autoritarios... en definitiva, jerárquicos.
¿Los quiero? No
¿Reniego de tenerlos? No, lo asumo, lo saco y lo combato.
Si me cierro en mi pensamiento por denominarme feminista, militante, tener relaciones lesbicas, practicar amor libre y ser un putón con ética, ¿me libro de tener todo este repertorio contra el que lucho? ¿De que sirve luchar contra esto únicamente fuera si no lucho contra esto en mi misma?
A veces se nos olvida que la lucha empieza en nosotras. Se nos olvida la dialéctica, se nos olvida que no somos un ente cerrado que no cambia, que no crece.

Los cambios son en ti, por ti, para ti y para el colectivo. Sin evolución personal no hay evolución colectiva.

No existe el manual de "la buena feminista" pero en mi cabeza tengo grabado que el feminismo es hacer para deshacer, y eso hago, deshacerme.


jueves, 5 de junio de 2014

Miedo

Ponerle nombre al miedo, aceptarlo y exteriorizarlo. Combatirlo, o no hacerlo. Ser consciente del mismo y actuar en consecuencia con el fin de cuidarnos a nosotras mismas, de no ponernos en peligro.
Ser consciente hasta el punto de hacer y dejar de hacer mirando hacia nuestro interior.
No hacer lo que nos de miedo y sepamos que nos lo da. No hacer nada de lo que no estemos seguras aunque no sepamos que nos da miedo. No hacer nada que sintamos que no queremos hacer.

Actuar conscientes de que el miedo existe nos hace crecer, a pesar de que en los momentos en los que se siente ese miedo nos sintamos muy pequeñas.

Nuestro cuerpo habla. Escúchale.