martes, 17 de marzo de 2020

Romantizar la cuarentena es un privilegio de clase


"La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase"

Escribo desde el chalet de mis padres, con todas las comodidades del puto mundo. Lo hago para curarme, como hago siempre. Ahora cargada de rabia, de angustia y de impotencia porque estamos recogiendo lo que nos llevan sembrando siglos.

Nos llamabais radicales a quienes analizábamos la sociedad palmo a palmo y ahora estamos viendo que lo chungo no es lo radical de nuestro análisis (necesario), sino la brutalidad de este sistema.

Educados y educadas en el egoísmo, en el individualismo, en la productividad, en la feminización de los cuidados. En el neoliberalismo. ¿Qué esperábamos? ¿Que esto fuese distinto? ¿Qué los empresarios se preocupasen por sus trabajadores? ¿Qué la gente no se pelease por un paquete de papel higiénico en el super? ¿Qué valorasemos el curro de las limpiadoras ahora cuando no lo hemos hecho en nuestra p. vida? ¿De los barrenderos/as? ¿El curro de las trabajadoras y educadoras sociales, que no pueden quedarse en casa porque tienen personas a su cargo? ¿El curro de los celadores? ¿De las cocineras de hospital? ¿De las cajeras y reponedoras? ¿De los transportistas? ¿De los/as conductores del transporte público? ¿De nuestras madres?
¿Esperábamos en serio que nos mandasen quedarnos en casa y hubiese un poco de conciencia social para no pedir comida a domicilio?

La gente se enfada con personas que salen a pasear con sus hijos, o con señores que salen a jugar a la petanca. Es lógico que joda ver a peña fuera de casa cuando tu estas confinado. No obstante, ¿podemos focalizar ese enfado en la raíz de este problema? que básicamente es que debido a los recortes sanitarios, la sanidad pública no da a basto con lo que se le viene.

¿Podemos focalizar ese enfado en los empresarios que priorizan, incluso en estas circunstancias, sus ganancias a la salud de sus trabajadores?

¿Veremos ese enfado y esa rabia en próximas reivindicaciones a favor de servicios imprescindibles públicos, gratuitos y de calidad? Espero sinceramente y de corazón que así sea.

De momento salimos a aplaudir a las 20 (antes 22h) para reivindicar justo esto, pero debe ser que no queda demasiado claro cuando se oye a algún desubicado gritar "viva España".

Escribo desde el chalet de casa de mis padres conocedora de que hay personas hacinadas en pisos pequeños o interiores, compartiendo habitaciones, o solas y/o lejos de sus familias. Mujeres compartiendo casa con sus maltratadores, personas sin hogar para las que ahora se está habilitando un espacio. Personas con diversidad intelectual que no entienden lo que está pasando y que hasta ahora no podían salir a la calle.

Igual el día de mierda que hace hoy acompaña, pero es una realidad que la lucha de clases no es solo lo que nos precede, sino también, que con la que está cayendo los empresarios estén en sus casas y los trabajadores tengan que ir a levantar sus empresas.

martes, 3 de marzo de 2020

marzo 2017

He recuperado esto que escribí el 3 de marzo de 2017:

Has pasado por la vida de muchas más personas de las que te puedas imaginar, con tu poesía, con tu música, con tu sonrisa y con tu mirada de gata. Nos tocaste de lleno, entraste en nuestros corazones y desde ayer en ellos hay un vacío muy feo. El cielo lo sabe.

Que no caigan en saco roto nuestros sentimientos, vamos a cuidarnos, que aunque "estemos redis y nunca vayamos tranquis, la vida es breve".

viernes, 24 de enero de 2020

Fuego

Cierro los ojos y veo luz. La luz que provocan las llamas al quemar los recuerdos de cosas oscuras que no quiero recordar. Cosas que a pesar de no querer recordar, al hacerlo me confunden. Me confunden porque no sé si las llamas que las prenden son fruto de mi ansiedad, que le piden a mi mente una tregua o el final definitivo de esos recuerdos que evoco sin querer.

Sea como sea, se disipan. Como las esquirlas de fuego en el aire. Se disipan mientras arden. Y menos mal, porque antes de arder me dejaron quemaduras.

miércoles, 15 de enero de 2020

38.5

Hay cosas que hacemos para sanar que son venganza, y entonces no sanamos. Cuidarnos es no hacer lo que nos hicieron, ya que haciéndolo sólo evocamos lo que no queremos recordar.

Hay zapatos que nos quedan pequeños pero que nos empeñamos en calzar. No nos damos cuenta de que no nos valen hasta que nos probamos unos que sí son de nuestra talla. Entonces descubrimos que andar con los zapatos pequeños era incómodo y a la larga hacía daño. Aunque fuesen bonitos y al principio no nos rozasen.
Los zapatos que nos valen no nos duelen, son bonitos, son cómodos y lo que es mejor, te los llevarías contigo a patear el mundo entero.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Espejos

Hay cosas que se graban a fuego. Momentos que se guardan en la retina, en el corazón y en la mente. Miradas que te dan la vuelta al puto alma y sentimientos que pensabas que no ibas a volver a experimentar en la vida y que cuando menos te lo esperas, están ahí para ti. Te llegan sin querer. Te enredan como las hojas verdes que trepan por las fachadas de las casas de los pueblos. Te dan alegría, si, y a la vez un miedo que te cagas, porque esa enredadera es preciosa, pero hay que regarla.

Tostadas sin tostar

Me levanto a media noche llorando y empapada en sudor por el subconsciente que me evoca momentos que espero no vivir jamás.
El miedo a un duelo que no sabría como gestionar sólo me lleva a pensar que hay que aprovechar el momento porque nada es eterno (aunque ojalá sí lo fuera).

La tranquilidad del despertar y ver que nada ha ocurrido de verdad y desayunar tostadas sin tostar mientras hablamos del día de ayer.

La paz que da compartir con quién quieres y querer a las personas con las que compartes. La estabilidad y seguridad que da sentirse querida y cuidada.
Y por otro lado, el miedo a lo que no quieres que venga nunca. "Hay que ver lo hipocondriaca que eres para algunas cosas, hija."

lunes, 18 de noviembre de 2019

"Se vale"

Del 2 de abril de 2018

"Se vale" estar triste y "se vale'' reivindicarlo. Desde la tristeza nacen decisiones, o simplemente ratos para ti que cuando estás feliz no te permites.

Me entristece la competitividad casi en cualquier aspecto de la vida, pero cuando se trata de nosotras entre nosotras, ni te cuento. Es difícil verse como aliadas cuando llevamos siglos de misoginia siendo enemigas.

Las demás están tan jodidas como tú, aunque no lo parezca. Así que no uses sus inseguridades como escalera que te lleve a tu seguridad porque te aseguro que esa escalera es inestable, y además, una mierda.

Nadie brilla apagando a otras.

Cuando hablo de alianza no hablo de amistad, hablo de respeto, de empatia y de humildad entre nosotras. Porque sufrimos lo mismo, cada una de distinta forma y en distintas carnes, pero de verdad que mejor que nosotras entre nosotras no nos entiende nadie.