sábado, 20 de junio de 2015

Aprendizajes vacíos.

Que no nos engañen, a día de hoy no sabemos estudiar. Después de mil exámenes y doscientos cursos académicos superados, no sabemos. Porque no nos interesan los apuntes frente a los que nos sentamos durante horas, y normal ¿a quién le interesa memorizar un millar de datos? ¿para qué sirve? Así que estudiamos sin ganas, por obligación, olvidando lo que verdaderamente si nos interesa estudiar; la vida.

He superado un montón de cursos para llegar aquí y decir "¿ahora qué?". Todo lo que he memorizado durante años no ha servido absolutamente para nada, si acaso los planetas y ya ni eso, porque Plutón ya no es uno de ellos ¡y ese si que me gustaba!. Que si los Reyes de todas las etapas de la historia, con los nombres de todos los escritores de la época y sus obras... Pero que no se nos olvide tampoco el nombre de escultores y esculturas, cuadros o monumentos y el año de las mismas.
Y es que no sé que problema tendrán los eruditos en consultar en libros o Internet lo que no sabemos, pero no me hace mas inteligente tener un cajón mental en mi cabeza lleno de nombres, fechas y acontecimientos sin significado alguno.
Hazme sentir la historia y la aprenderé, como me ha pasado cuando he visto que la situación política actual es una repetición de la misma. Hazme sentir que Miguel Hernandez luchó por lo mismo que luchamos muchas ahora,y recordaré sus obras, su año de nacimiento y buscaré en los rincones mas ocultos de Madrid esculturas en su memoria. Incluso investigaré por mi cuenta y descubriré que pertenece a la Generación del 27 y relacionaré a los autores de esa época con algo significativo. Porque me interesa, porque me llena, porque lo siento, porque lo vivo.

No quiero memorizar a Ausubel, quiero llevar a cabo su teoría y luchar para que en le educación no se le nombre sin interiorizarlo.

Crecemos llenas de palabras vacías de aprendizaje. Y así nos quieren, sin sueños, sin inquietudes. El sistema educativo solo es una herramienta más de moldeamiento para crear productos que encajen en su engranaje, para que respondamos a la norma, para que no molestemos interiorizando teorías que de verdad nos lleven a cuestionarnos qué estamos haciendo cuando nos sentamos a estudiar para presentarnos a un examen en el que nos jugamos el futuro, y sobre todo por qué. 

jueves, 18 de junio de 2015

A.

Ayer, como otras veces, la represión me dejó helada, con la piel de gallina, tiritando, sin habla y con lágrimas en los ojos. Digo como otras veces porque es una sensación que ya he sentido antes, pero como en todo, nunca de la misma forma.

Te escribo a ti porque sé que tu vas a entenderlo mejor que nadie, aunque esto a estas alturas de la realidad represiva que vivimos seguro que lo entiende cualquiera.

Yo no conocía a Alfon más que de vista, ni falta que me ha hecho para sentir todo este dolor. Me parece incluso un privilegio emocional (si es que eso existe) estar escribiendo esto, porque no paro de pensar en si su gente cercana es capaz de pronunciar palabra. Pero lo siento dentro y tengo que sacarlo, aunque sea contándotelo a ti, que se que me entiendes.

Fue todo muy rápido, estaba estudiando para ese horrible examen que determinará mi vida la semana que viene cuando me llegó un difundido sobre la toma de decisión de la asamblea que habían convocado para esa misma tarde. Como no tenía posibilidad de ir hasta Vallekas en tan poco tiempo y debería haber seguido estudiando (lo cual fue completamente imposible) seguí todo muy de cerca en las redes sociales y mediante los vídeos directos que nos facilitaron algunas compañeras de prensa alternativa.
Mi madre dejó lo que estaba haciendo para ponerse a verlo conmigo. Y ahí estábamos las dos, con el mando de la televisión en una mano silenciando las noticias porque no decían nada sobre el tema, y con los ojos fijos en la pantalla del ordenador, viendo como toda esa gente se fundía en una. Y esto si que es "somos uno" y no la mierda romántica aquella que nos contaron de las relaciones de pareja en las que en realidad, tu eres tu y el otro, el otro, y todo lo contrario una anulación personal constante. La solidaridad de ayer se rió del amor romántico y del Estado a la vez. Pero perdimos, como siempre.

No se donde estabas tu, no sé si estuviste ahí y tampoco te pregunté porque aunque te pensaba muchísimo todo el rato (como siempre en estas situaciones), no me salió contactarte. Pero sé que estuvieras donde estuvieras y te hayas enterado cuando te hayas enterado, vas a sentirlo igual que lo siento yo.

Gracias por leerme y siento la parrafada pero me parece significativo escribirte y sentirme tan bien al hacerlo sabiendo que cuando nos conocimos no vivimos ni la mitad del infierno que le van a hacer vivir a Alfon después de 3 años intentando que no fuera así.

miércoles, 10 de junio de 2015

Expectativas

Lo que más me molesta de situaciones como la del otro día ,es no darme cuenta en el momento de lo que está pasando. Sentirme incomoda y no saber identificarlo.

Como cuando te sientas en el autobús y un señor a tu lado se abre de piernas e inconscientemente te contraes y te apartas, por imposición, por norma. Y te sientes pequeñita al lado de ese hombre que lo mismo mide menos que tu, pero da igual, porque su actitud corporal te come, te invade, de hace minúscula. Y de pronto, cuando está a punto de llegar tu parada te das cuenta de lo que está pasando y te quedas en tu sitio, silenciosa; o decides incomodar al que te ha estado incomodando todo el viaje, romperle esquemas, con finalidad o sin ella. Al final da igual lo que hagas o como reacciones, lo importante es el aprendizaje que te llevas al pensarlo, pero sobre todo al sentirlo.

¿Qué hago escribiendo metáforas machistas sobre machismo? Definitivamente estamos locas, vemos machismo donde no lo hay, nos lo tomamos todo tan a pecho, tan a lo personal... Vosotros, por supuesto, no tenéis nada que ver en esto, es nuestra cabeza, sola, consigo.

O eso queréis hacernos creer, pero no, demasiadas piernas abiertas a nuestro lado en el transporte público como para saber de que va esto del patriarcado.


En fin, que yo venía aquí a exponer esta idea que ha recogido una amiga en una cita sobre lo que me pasó el otro día y no fui capaz de ver en el momento, pero luego si.

"Pueden prometerse acciones, pero no sentimientos, porque éstos son involuntarios. Quien promete a otro amarlo siempre u odiarlo siempre o serle siempre fiel, promete algo que no está en su mano poder cumplir; lo que puede prometer son actos o manifestaciones, que si bien ordinariamente son consecuencia del amor, del odio, de la fidelidad, pueden también provenir de otras causas, puesto que caminos y motivos diversos conducen a una misma acción."