martes, 30 de septiembre de 2014

Mitos

Yo no decidí ser feminista por eso de no depilarme; o no pintarme; salir a la calle en chándal; no ponerme vestidos; o follar más, de otra forma, o menos... De hecho el feminismo no implica la imposición de esto, sino la libre elección de hacerlo o no hacerlo.
Como decía, yo no decidí ser feminista, el feminismo llegó a mi cuando descubrí que mi vida y la vida de todas las personas que habían sido y son socializadas como yo, estaba en juego, porque descubrí que imponiéndonos ser como quieren que seamos y no como nosotras libremente elegimos ser, nos estaba coaccionando, coartando.

Entonces me acerqué un poco más a este mundo y creí sentir un poco más lejos aquello de los juicios de valor, los estereotipos, las criticas... en definitiva, el machismo. O eso parecía. Hasta que me di cuenta de que ese "otro lado de la trinchera" también estaba inundado de sutilezas nada sutiles, cargadas de la misma mierda.

"Mujer bonita es la que lucha" "Amor revolucionario" "Te quiero libre, linda y loca" y un largo etcétera de sandeces de este tipo con las que nos inundan a muchas cuando asomamos la cabeza por estos lugares.
Después de este bombardeo pensé que yo no quería agradar a nadie y mucho menos que alguien me dijese lo que hacer para parecerle bonita al resto.
Y experimenté que ese "amor revolucionario" no me gustaba, porque era un amor impuesto, romántico, heterosexual, y yo quería y quiero ser libre para sentir lo que quiera por quien quiera, dejando a un lado la imposición de la monogamia y la heterosexualidad, en definitiva, del heteropatriarcado.
Y pensé que no era menos nada por elegir sobre mi, sino todo lo contrario, que era mas mía que nunca.
Y que yo me quería como era, que no era mas linda por ser mas libre, ni mas loca, y que en definitiva, mi objetivo no era ni ser linda, ni que me quisiesen, sino quererme yo.

Y me deshice un poquito mas, pero también me hice, y seguí caminando, hasta que me topé con compañeros que afirmaban que la mujer dejaba de estar oprimida por el patriarcado por tener el papel de opresora en la división de clases sociales; afirmaban además que fomentábamos esa opresión de clase haciendo lo que libremente decidíamos hacer con nuestro cuerpo y que se reafirmaban en que reagruparnos entre nosotras para decidir como queremos ser y dejar a un lado las imposiciones sociales suponía una desunión para la lucha principal y una prioridad de una "lucha secundaria".

Entonces sentí que el feminismo era mas difícil de lo que parecía, sentí que era una lucha diaria y constante de cara a ti, de cara al resto del mundo "no político" y de cara también a esos "politizados" que nos pusieron al lado como "aliados". Sentí y siento que es la lucha contra una autoridad que ejercen ellos sobre nosotras y esa autoridad no desaparece leyendo a Marx, Bakunin o Lenin, ni metiéndote en colectivos con tres millones de siglas donde solo se trabaja una.
Sentí y siento que el feminismo es ponerle palabras a todo lo que me atraviesa después de haberlo analizado políticamente.

Empatia

Siempre me ha producido incomprensión el silencio ante las injusticias, la pasividad emocional de muchos después de ver la realidad. Pero claro, no es lo mismo "verla" que sentirla. Siempre me ha producido rabia ver y sentir esa realidad opresora como mía. Siempre me ha producido impotencia tanta empatía.

Y después de ver tanto dolor y tanto sufrimiento, me desanimo y pienso que nada vale la pena, que esto por lo que nos pasamos la vida luchando no tiene sentido porque unos siguen arrebatando vidas y otras ahogando lagrimas, sangrando dolor. Y me siento vacía, pero llena de rabia.
No comprendo como no somos capaces de ponernos en la piel de las demás, de sentir como nuestro ese dolor que no es solo del otro, sino que responde a un modelo social contra el que supuestamente luchamos.
No comprendo como podemos ver tanto y sentir tan poco.
No comprendo el mundo, o lo que es peor, lo comprendo perfectamente, por eso duele.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Represión sexual VS feminismo

Lo cierto es que a mi de pequeña nunca me hablaron de sexo con la naturalidad con la que yo lo hablo. Es un tema peligroso ese de la libertad sexual, no vaya a ser que te libere de una de esas cadenas del heteropatriarcado. 
Es un tema que muchas hemos descubierto solas, evadiendo los nudos en la garganta y los silencios incómodos de las personas a las que les preguntábamos sobre ello. Un tema que muchas hemos investigado hasta ponerle nombre y que al ponerle nombre, hemos seguido investigando. 
Un tema que yo empecé a descubrir a escondidas en los baños del colegio con amigas y amigos, bajándonos los pantalones y tocándonos el coño y la polla. Buscándole el por qué a ese "gustirrinin" en la zona genital cuando trepaba por la sujeción de metal del tobogán del parque. Un tema que muchas hemos mantenido en secreto y otras lo estamos gritando a voces porque a día de hoy, para mi es tan político como cualquier otro tema personal. 

Cuando vamos creciendo y seguimos descubriéndonos sexualmente, irracionalmente interiorizamos que ellos pueden descargar sobre nosotras todo tipo de flujo que salga de sus cuerpos, y que nuestra función en el sexo heterosexual es hacerles disfrutar a ellos. Por tanto, nuestros orgasmos no serán más que su premio porque "te lo está haciendo muy bien" o "sabe darte lo que te gusta". Por estas "pequeñas diferencias" que esta maravillosa sociedad nos ha otorgado, el puede correrse en nuestra cara, en nuestras tetas, en nuestro culo, en nuestra espalda o en nuestra boca, pero nosotras no podemos mantener relaciones sexuales mientras nos sangra el coño. 

Todo esto (y mucho más) responde a esa interiorizada represión de naturalizar nuestros cuerpos. Esa represión sexual, que la hemos aprendido solas, solamente con la tele, solamente en la calle, solamente en el colegio, solamente en la sociedad. Y lo mejor, es que toda esta libertad sexual también la he aprendido sola, solamente con el feminismo. 





lunes, 22 de septiembre de 2014

No estás sola.

Nos pasamos la vida presas de vuestros cuestionamientos, de vuestros juicios de valor, de vuestras miradas, de vuestras criticas. Presas de vuestra legitimidad para tocarnos, para violarnos. Presas de este sistema que nos quiere sometidas y sino, muertas.

Nos pasamos la vida doblegadas hasta que decidimos dejar de estarlo, y cuando esto pasa, os duele tan fuerte que tenéis que demostrarnos quien manda, quien es la autoridad. Tenéis que demostrar que vais a luchar fuerte por mantener ese lugar que la sociedad os ha hecho ocupar. 

Estamos hasta el coño de tener miedo, o de intentar trabajarnos el no tenerlo. Estamos hasta el coño de sentir vuestras cadenas apretándonos fuerte, violandonos y asfixiandonos hasta la muerte. Estamos hasta el coño de vuestro sistema de opresión en el que violadores, asesinos y maltratadores salen impunes. 

Pero no vais a pararnos, no vais a someter lo que ya se ha revelado o lo que aún no ha despertado. No vais a poder con nosotras porque estamos juntas, y cada vez más. Juntas y llenas de odio, por todas las muertas que llevamos detrás, y por todas las muertas en vida que queréis crear y creáis. 

No estamos solas, tenemos esta unión que nos da la vida cuando todas las demás personas de este mundo de mierda se empeña en quitárnosla.