martes, 31 de diciembre de 2013

Punto y seguido.

Me quedo con el crecimiento personal de cada una de las personas que me rodean y el mio propio.
Me quedo con las risas; las lagrimas; los nudos en la garganta; los nervios; el no poder dormir, o el dormir tranquila (sola o en buena compañía). Me quedo con los sueños; las pesadillas, todas y cada una de ellas. Me quedo con ellas; con ellos; me quedo con las que están y con la experiencia de las que se fueron. Me quedo con el botón de rebobinar hacia atrás; con la película entera.
Me quedo con cada momento de mi vida aunque me haya desgarrado por dentro, porque de todos y cada uno de ellos crezco yo, y ahora también me quiero. 


viernes, 27 de diciembre de 2013

Consecuencia

Desapareces para coger fuerzas y afrontar el sufrimiento con valentía. Entonces vuelves a afrontarlo por imposición, porque no queda más remedio, pronto, obligada, y te das cuenta de que no estás preparada. Pero no te sorprendes porque era de esperar, o si, porque no soportas esta situación, porque ya no puedes más. Y dejo de hablar en tercera persona y focalizo el problema en mi, como me han hecho creer. Porque es mio, yo lo he causado, únicamente yo. No han sido las palabras ni los gestos de superioridad de nadie, ha sido mi reacción ante eso. No ha sido la agresión física desmesurada ante esa reacción, ha sido mi defensa, mi "Aquí estoy yo y no voy a permitir que me trates como a una mierda." 

No ha sido vuestra falta de conciencia, ha sido mi exceso de consecuencia. 

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Todo y nada

No sé que puede salir de aquí, realmente no espero que salga nada. Odio, amor, quizá rabia. En realidad lo que deseo es que salga fuerza, para empaparme de ella y seguir. Para combatir esta situación de la misma forma que cualquier otra, sin distinciones, aunque primen.

Respiro hondo y escribo sin pensar en lo que estoy diciendo, aunque ahora que digo que no lo pienso, lo hago, pero no saco nada en claro antes de presionar las teclas para formar palabras que no soy consciente de que quiero formular. Quiero limpiarme por dentro, sacarlo todo, pero sin haceros participes de ello, precisamente para evitar tener que volver a escribir sin pensar, encerrada en el cuarto de baño y respirando hondo antes de hacerlo.


lunes, 9 de diciembre de 2013

Sobreviviendo

Con 18 años, aunque pareciera que si, yo no estaba capacitada para asumir lo que me venía encima, y mucho menos con el “apoyo” de dos personas -amigas- con problemas de alimentación.

Todo empieza con la falta de aceptación delante del espejo, u obligándome a hacerlo, porque “sí ni las más guapas se aceptaban ¿por qué iba a hacerlo yo?”. Me torturaba a mi misma cuando comía “más de la cuenta” o cuando lo hacía en horas “no programadas”, me torturaba y me castigaba, hasta el punto, de vomitar todo lo que comía. Pero dentro de mi había algo, algo que me hacía sentir que lo que estaba haciendo no era lo que yo realmente quería hacer, aunque lo hiciera, y cuánto más profundos me metía los dedos, más intensas eran las lágrimas. Intentaba buscarle una explicación, creo que la pregunta ¿por qué? es la que más se repetía en mi cabeza.

En busca de comprensión física social decidí iniciar mil y una dietas, de mil y un tipos. Todas y cada una de ellas con efectos rebotes, dietas milagro, dietas autodestructivas…Empezaba una, la dejaba, volvía a empezar otra diferente, la volvía a dejar… A cada cual peor. Era realmente enfermizo. Tardé años en darme cuenta de que el grado de alteración psicológica iba aumentando.

Perdí la sonrisa -que es una de las cosas que más me caracterizan.-

Comía. Vomitaba. Entraba en páginas autodestructivas -que casualmente nunca son eliminadas de la web- en las que te daban trucos para “estar más bella sin necesidad de comer”.

Consciente de mi enfermedad, pedí ayuda, fui al psicólogo durante casi un año y salí ilesa de este círculo vicioso que me estaba comiendo la vida.

A pesar de no ser la circunstancia más dura a la que me he tenido que enfrentar, es una de las más costosas, puesto que, es puramente psicológica. ¿Hasta dónde llega la imposición de ese ideal de belleza puramente patriarcal? ¿Qué podemos hacer contra esto? ¿Cómo huimos de ello? 
De esto no se sale y ya está, ser un producto social no termina con un simple "ya no mas". Nosotras podemos no quererlo, y de hecho, lo desechamos, pero la sociedad nos lo mete a calzador continuamente, mediante la televisión, las marquesinas de autobuses, las historias de "amor" ... 

No estar sometidas en un sistema patriarcal es imposible, lo que si podemos es sobrevivir para acabar con el sistema que nos oprime. Nosotras no queremos ser productos sociales y en todo caso, moriremos luchando para no serlo, no desnutridas por ser sumisas ante los opresores.

Muchos no lo sabéis, pero nos pasamos la vida sobreviviendo.



domingo, 8 de diciembre de 2013

La peligrosidad de lo utópico

La utopía es peligrosa, no solo porque no esté sostenida científicamente, sino porque, al no estarlo, alimenta en nosotras sentimientos y emociones idealistas que se desploman de un momento a otro y al hacerlo, provocan un cóctel de emociones y sentimientos que no alcanzamos a clasificar.

No podemos vivir en un mundo en el que nos gustaría vivir, porque ese mundo no existe, existirá cuando luchemos por el, no antes. No podemos construir un mundo ajeno dentro del mismo mundo, porque de golpe y porrazo, la realidad llega y te sacude, y te deja así, sin nada, desnuda ante la sociedad, ante el mundo, ante la realidad de la que huiste, ante nuestros miedos. 

Una vez más, la destrucción de una de nuestras muchas utopías nos muestra que, el paralelismo dentro de la putrefacción no sirve de nada, porque el olor tiende a ascender. Si construimos un "paraíso" encima de un estercolero, ese mundo terminará apestando a mierda, a mierda social.



viernes, 6 de diciembre de 2013

el amor romántico MATA

He intentado de mil maneras llevar a cabo en la practica lo que tanto desarrollo teóricamente. Pero no es fácil, tiendo a llegar al tope, imaginar, dramatizar, hundirme, llorar, ver fotos, y perderme en ellas.
Y así no se avanza, así no combato ni un mínimo de lo que hay dentro de mi.
Entonces paro, cierro las fotos y me centro en imaginar todo lo que me aterra, me enfrento a mis miedos, con prisa y sin pausa, con prisa, pero despacio, sintiendo cada uno de esos latigazos internos que me proporcionan todas mis contradicciones, sintiendo dolor, un dolor que no es mio, un dolor que es social y que yo no quiero sentir ni alimentar, un dolor que se va paliando a medida que voy poniéndole palabras. Un dolor que volverá y al que echaré a patadas, de la misma forma que ahora.

El sistema nos ha estafado, y lo sigue haciendo. Llevamos toda una vida tragando imposiciones sociales, y lo que es peor, interiorizandolas inconscientemente, porque aunque seamos unas inconformistas con todo tipo de norma y regla social impuesta, la educación patriarcal está implícita en todas nosotras, desde siempre, pero no para siempre.