viernes, 29 de enero de 2016

Simuladores

¿Recuerdas aquel simulador del parque de atracciones? Una sala cerrada ni muy grande ni muy pequeña, lo suficiente como para darte claustrofobia si lo pensabas demasiado. Un montón de asientos escalonados situados en frente de una pantalla blanca, como en el cine. Te sentabas y observabas el corto que proyectaban, pero de vez en cuando te hacían participe y la silla se movía, unas veces despacito y otras muy fuerte.

Anoche me dio por aferrarme a la silla e introducirme dentro de la pantalla y joder, se estaba hasta calentito. Me abracé fuerte, me acaricié y me dije que no quería volver a sentir la silla vibrar sin formar parte de las ondas que provocaban ese movimiento, que no volvería a ver la película de mi vida sin ser la protagonista de la misma.

lunes, 25 de enero de 2016

Mes-es

Ni siquiera ha llegado Febrero y yo aquí con ansias de Junio pensando que quizá sea similar al Julio pasado, pero obviamente es mentira. Estoy saliendo de este Enero con el entusiasmo con el que entré en Septiembre pero hasta arriba de Octubres, Noviembres y Diciembres.

Sopas que son purés y cielos de asfalto desgastado. Tiempo que no se pierde, sino que se escapa porque no quiere que lo cuenten. En fin, que me voy a cocer a fuego lento ilusiones y sueños, espero que esta vez no se queden apelmazadas.

miércoles, 20 de enero de 2016

Caballo de Troya

Que diferente es cuando aparecen los monstruos a cuando sales a buscarlos para enfrentarte con ellos. Parece como si supiesen perfectamente cuando pillarte desprevenida, cuando y donde atacar para desestabilizarte.
Tenía dos opciones, salir a por ellos o esperar a que apareciesen y escribir al respecto. Al elegir la primera me doy cuenta de que ahora mismo la parte racional tiene las manos aferradas al control y parece como si no dejase que nada ni nadie arrebatase ese mando que lo maneja todo.

La carretera recta o con curvas cerradas muy bien tomadas, pero a veces (últimamente con mucha mas frecuencia de la que me gustaría) alguien se interpone entre el volante y la racionalidad para tomar el mando y meterse por un campo lleno piedras, fango y baches. Es difícil controlar la situación  y parece que estás llegando de lleno al precipicio que hay al final de ese no-camino y joder, te desesperas, gritas por dentro y se te desgarra la mirada pidiendo ayuda en silencio. Pero estás sola en ese viaje.
Entonces la racionalidad asoma y se hace con el control justo a tiempo para dar un volantazo y devolvernos a un camino similar a una convencional de las de pueblo, de las no señalizadas ni recomendadas por el gps, rodeada de campos y estrecha, pero preciosa.
Y la irracionalidad se arrincona en la parte de atrás, enfadada, como cuando nos íbamos de viaje en familia y algo no salía como querías, las rodillas frente al cuerpo y la cabeza hundida entre ellas, pero con la mirada por encima y atenta planeando la siguiente maniobra. Mientras la racionalidad respira el aire limpio y puro que entra por la ventanilla e incluso se atreve a sacar la cabeza.

Creo que eso es lo que más me aterra de Irracional (joder y acabo de ponerle mayúsculas para nombrarla) su fría y premeditada aparición que parece casual. Sus esperas pacientes y sus apariciones en momentos donde Racional ha salido a echarse un piti.

Debo reconocer que a veces a Racional le gusta tontear un poco con Irracional, le invita a pasar a su cuarto, sobre todo cuando las noticias inmundas inundan los medios o nuestros medios. Irracional ayudó a Racional a ser como es, pero ahora solo le hace daño. E Irracional nunca se va, parece como si Racional estuviese anclada en esa relación. (Auto)maltrato, (auto)tortura. Siempre que Irracional la caga, vuelve con cremitas para la ducha y claro a Racional se le ablanda la patata y piensa "no lo volverá a hacer", pero claro que lo hace.

martes, 19 de enero de 2016

Cuidados

Los cuidados serán recíprocos o no serán.

Cuidados somos nosotras respetando nuestros tiempos y espacios, hablando y rehablando si vemos bien mandarnos dos millones de cosas que queremos compartir la una con la otra aunque tardemos días en leerlo. Cuidarnos es pedir u ofrecer ayuda entre mensajes no leídos y dejar para más tarde lo atrasado para atender esa llamada explícita.
Cuidados es tenernos en cuenta, preguntarnos, empatizar... Analizar políticamente las actitudes irracionales para no pringar a la otra persona con ellas cuando no corresponde.
Cuidados es "llora y desahógate, ¿qué necesitas y como te sientes?" en las malas y "eres el gato de Alicia" en las buenas. Cuidados son mensajes anónimos de chicas desconocidas con las que creas lazos y terminas compartiendo emociones, nocheviejas, despedidas, reencuentros, lucha, análisis políticos y sobre todo fuerza y sororidad. O enfrentamientos conjuntos ante situaciones de riesgo, manos entrelazadas debajo de la mesa, caricias en momentos de tensión y abrazos que hablan por si solos.
Cuidados es darnos tiempo para decir lo que el mundo no nos deja, sin juicios ni culpas. Cuidarnos es decir "tengo miedo" y echar a correr juntas sin cuestionamientos.

Cuidados son todas ellas y muchos menos ellos de los que nos gustarían. Cuidar responde a una imposición social que nos ha sido asignada, por eso somos más las que prestamos atención a vuestras necesidades emocionales (a veces incluso priorizandolas sobre las nuestras) y menos los que prestáis atención a las nuestras (porque vuestro ombligo es lo único importante). Y joder, quien "necesita" que le cuide "un" ellos teniendo un comando lleno de ellas con quien cuidarnos de esta forma tan linda?

jueves, 14 de enero de 2016

Nos queremos vivas


Madrid se viste de negro para recordarlas a ellas y para señalarles a ellos. Se viste de negro porque al morado no se le escucha. No olvidamos y no lo haremos. Nos queremos vivas.




Metafueron

A quién coño le importan las metáforas? He roto conmigo, bueno en verdad llevo rompiendo y volviendo mucho tiempo. Como esas parejas insufribles que nunca están bien pero siempre hay un punto en el que "están mejor que nunca".
Es una puta mentira; el mundo, no esta sensación, esta sensación es tan de verdad como el dolor de espalda que tengo ahora mismo por sentarme mal o no llevar sujetador. ¿Qué queréis que os diga? La autoguerra ha vuelto, bueno, en realidad nunca se fue.


martes, 12 de enero de 2016

ce

Paradas de autobús, conversaciones ininteligibles, excusas a media sonrisa, galletas y cafés con caramelo, chocolate, naranja o solo, pero casi siempre sola. Lluvia y tímidos rallos de sol, nubes grises, tormentas, anocheceres tempranos, playas que nunca piso pero si en pasado. Libros a medio leer, historias terminadas y otras en sus inicios. Proyectos y proyectos frustrados. Silencios, cuestionamientos, preguntas cuyas respuestas se quedan para mañana y mañanas que nunca llegan. Noches que parecen eternas, hojas de papel en blanco o manchadas de palabras i o ra. Ilusiones emocionales, esperas pacientes e impacientes. Fines de semana, autobuses, paradas de autobús.

miércoles, 6 de enero de 2016

Andrea

Ella es uno de esos ángeles
que empeña sus alas
para poder bajar al mundo real cada día
para que no olvidemos que la magia existe.

Pasea pensando que nadie la mira,
se sonroja cuando alguien le dice a ella
todo lo que ella dice a otros,
dice que no sabe llorar,
tiembla cuando el amor la sacude,
cree que en sus ojos solo caben despedidas
y no personas,
quiere hasta que se desgasta
y cree en todo lo que no existe.

Pero yo he sorprendido
a Madrid dándose la vuelta para aplaudirle;
he leído a más de un poema
escribir sobre su forma de acariciarse el pelo
y hablar en susurros;
he visto al cielo llover por ella
-y para ella-
cada vez que ha necesitado llorar,
he mirado a su pecho explotar como un volcán
y sobrevivir,
a pesar de los temblores;
he mirado cómo a pesar de todos los adioses
que cargan sus manos,
y que le pesan,
le pesan tanto como una semana llena de lunes,
jamás agacha la cabeza,
porque le puede más su ventrículo izquierda
que el lastre de las ausencias;
la he visto recomponerse
con sus propias manos,
como quien hace un castillo de arena
de sus heridas
para que solo vuelvan cuando suba la marea
pero para que siempre se marchen de nuevo;
y también he sido testigo
de cómo todo se volvía cierto y real en su boca,
que es imposible no creerla,
que si ella te dice que el amor sí existe,
tu abres tu corazón sin dudarlo,
y ya está,
que no hay imposibles cuando ella los dice.

A veces la miras
y no sabes si te ves a ti con cinco años
jugando en el parque,
montando a lomos de un caballo imaginario,
esperando a los Reyes Magos con los ojos como platos,
saltando sobre todos los charcos,
hasta sobre los que no existen,
sonriendo de medio lado
guardando entre su pelo
varios metros de cuentos
de esos que en vez de dormirte
te mantienen despierta toda la noche.

Otras veces
la observas y ves tu parte valiente,
la que resiste igual de viva
en un desierto que en una inundación,
la que espera sin despertar,
la que cree y no se rinde
-porque ella todas las batallas
las resuelve a besos,
y así no pierde nunca-,
la que quiere
mirando a los ojos
y siempre,
siempre está ahí.

Si la vierais,
si la conocierais,
entenderíais de qué hablo.

Cómo decirlo:
imagina la vida como si fuera un pilla-pilla
contra los rivales del otro equipo del colegio
Pues ella es casa.


-Elvira Sastre-

domingo, 3 de enero de 2016

Formulando *s

Ayer no era domingo, ayer cuando te vi era jueves, jueves noche o la madrugada del viernes, quien sabe, perdí un poco la noción del tiempo contándole a las estrellas que el orgasmo iba por ti al pintarme aquella luna, y ¡joder, que luna!. 

Pensé que las historias de amor de nochevieja eran un mito, pero menos mal que no. Que nos quiten el frío, lo bailao y a ser posible la distancia.