viernes, 29 de enero de 2016

Simuladores

¿Recuerdas aquel simulador del parque de atracciones? Una sala cerrada ni muy grande ni muy pequeña, lo suficiente como para darte claustrofobia si lo pensabas demasiado. Un montón de asientos escalonados situados en frente de una pantalla blanca, como en el cine. Te sentabas y observabas el corto que proyectaban, pero de vez en cuando te hacían participe y la silla se movía, unas veces despacito y otras muy fuerte.

Anoche me dio por aferrarme a la silla e introducirme dentro de la pantalla y joder, se estaba hasta calentito. Me abracé fuerte, me acaricié y me dije que no quería volver a sentir la silla vibrar sin formar parte de las ondas que provocaban ese movimiento, que no volvería a ver la película de mi vida sin ser la protagonista de la misma.

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