miércoles, 24 de agosto de 2016

Batidora

La mezcla perfecta entre cobardía y valentía. Tiemblo por dentro y me ahogo en ansiedad, pero sigo caminando. Todos los días me invaden la mente las desigualdades aparentes, y no dejo de obviar las que no lo son tanto. Divagaciones mentales entre lo que me gustaría hacer pero no me siento cómoda para llevar a cabo. Divagaciones mentales que terminan en un conformismo sonriente, porque el derrotismo casi me mata un par de veces.
Vicios que te salvan pero solo momentáneamente porque eres consciente de que la única salvación a ti misma, eres tu misma. Y otra vez, el enemigo en casa. Pero distante. Una puerta de cristal resistente retiene su destrucción casi innata, quien sabe por cuanto tiempo. 

La inmensidad de cuidados externos pero la falta de internos hace que se mezclen todos en una batidora que no para de dar vueltas y que lastima con fuerza a todos los implicados, haciendo uso de sus afiladas cuchillas. Amor y odio. Odio y amor. Indiferencia. Silencio por miedo a no afrontar situaciones que ya no existen. Plantarle cara a la realidad no es mas que seguir caminando pisando fuerte por el camino, pero nunca por el marcado, siempre por el que tu decidas pisar. Hacer tu propio camino conlleva rasparse las piernas con malas hierbas, pero también descubrir lo que el camino asfaltado no te muestra. 

Si se destruye se construye, y sin planos a veces resulta complicado. Nunca imposible. Mirar a tu alrededor y contar con quien cuentas no es mala idea. Déjate querer por quien quiere quererte y no te fíes de quien te hace odiarte.

lunes, 8 de agosto de 2016

Cuba

Me gustó enamorarme de ti porque podía pasear por todos tus escondrijos sin miedo.  Me gustó reír con tus risas y empaparme bajo la lluvia al ritmo de tus tormentas.
Me gustó enamorarme de ti, con tus pros y tus contras, pero sin cambiar por mi. Me enamoré de tu libertad a cada paso que daba, de tus fachadas descuidadas y tus socabones en el suelo pero tu acogedor interior. De tu escaparate transparente mostrando lo que tenías y lo que no. Me enamoré de tu ruido, pero también de tus silencios y me encantó bailar contigo en cualquier callejón. Me enamoré de tu forma de desordenar los colores.
Me enamoré de las caricias de tu sol sobre mi piel, que acababan por empaparme en sudor.

Me enamoré de ti, de tus rostros, de tu libertad, de tu valentía, de tu incansable lucha y de tu solidaridad.