viernes, 22 de agosto de 2014

Vueltas de hoja. Hoja ensangrentada.

Cuestionamiento, señalamiento, linchamiento publico, y vuelta de hoja. Otra vez. Pero en una de estas que la hoja se da la vuelta, estará afilada, y os hará sangrar por todo lo que nos ha hecho sangrar a nosotras.


Después de esto había escrito mas cosas en referencia a esta mierda de mundo que nos somete. Pero ninguna expresa lo que siento tan bien como lo que escribió anoche Maria. Gracias otra vez ponerle palabras a mi frustración. Te quiero, hermana.



Como todas sabemos, hace nada cinco malnacidos violaron a una chica de 20 años que salía de trabajar en la feria de Málaga. Y sí, sigo afirmando que cinco malnacidos la violaron porque archivar el caso me parece, además de esperpéntico, una muestra más de lo arraigado que está el machismo en este país, una muestra más de las razones que hacen de la vida de las mujeres una lucha diaria (además de las otras tantas luchas que muchas llevamos encima).

Muchas son las veces que he debatido con varias amigas sobre relaciones tóxicas, violencia de género, maltrato por parte de parejas o ex-parejas, etc y, obviamente, siempre acababa saliendo el tema de la denuncia. Y cuando intentas exponer que denunciar es muy difícil, que es un proceso muy largo en el que encima (por mucho que los machitontos de turno afirmen lo contrario como si les fuera la vida en ello, que por algo será) la mayor parte de los actores y actrices de dicho proceso intentan cuestionarte continuamente. Llegas incluso a poner ejemplos. Pero parece tan inverosímil, tan de otra época, tan de otros lugares “menos desarrollados” que el nuestro, que les cuesta creerlo. Bien, pues con este caso ha pasado. Lo han visto de cerca, y han sentido la misma rabia que yo. La única diferencia es que a mi no me ha pillado por sorpresa. Desde el momento en que salió a la luz el caso, se fue formando un pequeño nudo en mi estómago que no ha hecho más que crecer y crecer en función de cómo se iban desarrollando los acontecimientos. Quizás no pensaba que llegaría a tanto la cosa, que llegaría a criminalizarse a la propia víctima hasta el punto de ser ella la denunciada, la que tenga que enfrentarse a un juez o una jueza, pero sabía que no sería fácil, que la pondrían en duda, que la señalarían, que intentarían justificar las acciones de estos cinco violadores que ahora ponen cara de niños buenos en los canales de televisión que les dan voz. Porque este pais es así, se criminaliza a las víctimas y se da voz a los violadores un día después de agredir a una mujer. Pero ¿Sabéis que? ME NIEGO A NORMALIZAR TODO ESTO, ME NIEGO A DEJAR DE SORPRENDERME.

Me niego a normalizar que una chica que ha sido violada, sea ahora denunciada, tras haberla encontrado un grupo de policías tirada en el suelo y llorando explicándoles que, además, le han robado; tras haberle hecho un examen médico en el que se constataba la existencia de un desgarro vaginal y en el que le dieron un punto de sutura,; tras haber confesado dos de los presentes, además de identificado a los otros tres, pese a que luego su versión diera un giro de 180º. Porque todo esto, para una jueza, parece no valer nada. De hecho, parece valer tan poco que la causa se ha archivado a las 24h, sin investigación coherente alguna. Porque, evidentemente, es más importante el prestigio de las fiestas de Málaga y el alcalde de turno (que ya se vanaglorió con las declaraciones que hizo el primer día), que la vida que le han jodido a una chica de 20 años a la que ahora además linchan públicamente, y a la que ojalá pudiera darle todo el apoyo posible en estos momentos. Parece ser que a la “justicia” de este país le parece perfectamente normal que una chica a la que han encontrado en tales condiciones, que además confirma un parte médico, haya mantenido relaciones sexuales consentidas con los mismos cinco indeseables que, además, le han robado.

Y después que a mi me vengan a decir que no hay cultura de la violación, que los chistecitos machistas de turno son tonterías sin importancia, que los celos en una pareja son buenos, que los “piropos callejeros” deberían hacernos sentir halagadas, que el lenguaje no es importante, etc. Porque si en vez de mostrar vuestro machismo más rancio y egocéntrico nos escuchárais un poquito más, tendríais y tendrían bastante claro que a estas alturas NO significa NO, en cualquier momento, con cualquier persona (que las agresiones de este tipo las suelen perpetrar conocidos de las víctimas, a ver si nos dejamos de tanto Hollywood) y sin excusas. Y que yo puedo estar de buen rollo bebiendo contigo, y eso no significa que quiera nada más. O quizás si, pero a lo mejor en cualquier momento deja de apetecerme y entonces o paras, o estás cometiendo una violación. Y que hay muchas formas de violar, y de resistirte, o no, de quedarte paralizada, que no estar llena de heridas no significa que hayas consentido nada. Si todas estas cositas estuvieran claras a estas alturas, un vídeo de poco más de un minuto no serviría para poner en duda su versión, y en vez de criminalizar a la víctima, ahora estaríamos apoyándola, e investigando que pasó antes, durante, y después.

¿Y qué hay de la esquizofrenia general en lo que a estos temas se refiere? Pondré dos sencillos ejemplos:

Todas sabemos el revuelo que se ha causado a raíz de los maravillosos consejos que nos aportaba el Ministerio del Interior para no ser violadas, consejos evidentemente dirigidos a nosotras, porque ya que al final nos culpabilizarán de una forma u otra si nos violan (que hay que ver las molestias que nos da por causarles), pues que menos que aconsejarnos poco menos que no salir de casa. Pues bien, uno de ellos era algo así como: si te van a violar intenta mantener conversación con el violador para ganar tiempo. Y aquí viene la gran paradoja: uno de los argumentos fundamentales para archivar el caso, es que se le vio ir y hablar con los agresores, ¡Vaya! ¡Qué sorpresa! ¿Y ahora qué?

Todas hemos leído también como una vez tras otra, los medios “responsabilizan” a mujeres que son maltratadas, que han sido asesinadas, etc, por no haber denunciado al agresor. De hecho, es lo primero que se lee al abrir la noticia “La víctima no había denunciado en ninguna ocasión a su pareja/ex-pareja”. Eso sí, cuidado con hacerlo, porque si se os ocurre tener la valentía de denunciar una agresión, lo que harán será dar voz a los agresores, haciendo además gala de la “presunción de inocencia” que después obvian en el otro 99% de casos que nos cuentan en un telediario. Probad a ser detenidas en una manifestación, ¿Presunción de inocencia? Venga, no me hagas reir.

¿Pero sabéis lo que más duele? ¿Lo que más rabia da?

Que ante una situación como esta muchos no os indignéis (muchas personas, además, que sí se indignan por otro millón de cosas, y que además afirman aquello de que el silencio es complicidad). Es más, permanecéis callados y al margen, haciendo gala de una complicidad asquerosa, hasta que pueda haber un mínimo indicio, por pequeño que sea, de que una u otra denuncia pueda ser falsa, y entonces salís todos de debajo de las piedras. Y, además, salís con vuestra cara más hipócrita. Estos días no he dejado de sorprenderme, porque resulta que los medios de comunicación sólo se dedican a manipular, excepto si se trata de una agresión a una mujer, entonces ya para vosotros tienen un 200% de credibilidad, o que la justicia de este estado realmente se compone de todo menos de justicia, excepto si se trata de una agresión a una mujer, que entonces te comen si cuestionas una decisión judicial.

Y donde ha habido una violación, el tema central a debatir (como si ante una violación hubiera algo que debatir excepto lo que le desearíamos hacer a los violadores!) es si se trata o no de una denuncia falsa. Pues en esta bazofia de estado, se comete una violación cada 8 horas, y no os veo indignaros por ninguna de ellas, y eso cabrea, y cabrea mucho, y me niego a normalizarlo porque pienso señalaros con el dedo una y otra vez, y sobre todo a los que vais de compañeros y solo sois basura machista. Y sabré quienes sois, porque se os ve el plumero, porque al salir de esas piedras que antes os cobijaban, ese lenguaje que para vosotros no importa os pierde. Porque ya he leído demasiados: “esa puta zorra mentirosa”, “ese putón que a ver lo que buscaba”, etc. Y tarde o temprano estaremos ahí, y os arrepentiréis, porque si esta mierda de sistema ampara esta y otro millón de injusticias, no lo respetaré, y si esta bazofia de justicia nos agrede, os encontraréis con nosotras de frente una y otra vez.

MACHETE AL MACHOTE


domingo, 3 de agosto de 2014

Crea



Descubre(te), (re)crea(te), ama(te)


Enfrentarse

Volemos a lo de siempre, a ser consciente de que huyo emocionalmente de muchos de los problemas que me abordan. Vuelvo a sentir la presión de haber dejado tantos sentimientos para el día siguiente.

Lo sientes, lo sabes, le pones nombre, pero no indagas. Ya mañana, cuando tenga dos minutos para mi, lejos de casa, lejos de la gente, lejos de todos, pero muy cerca de mi. Y ese momento no llega, no aparece, pero tampoco lo busco, porque me da miedo. Me da miedo ahogarme entre tantas emociones que he ido guardando. Me da miedo sentir lo que ese enfrentamiento me provoca; vulnerabilidad, miedo .... Me da miedo volver a enfrentarme a ti y a tu maldita violencia. Me da miedo recordar tu cara, tus palabras. Me da asco recordar tus besos y tus caricias, y me doy asco, me culpo cuando pienso que todo eso pasó porque yo "quise". Pero me invade la conciencia y se que no es mi culpa. Y de nuevo me culpo por culparme (otra vez).

Me enfrento superficialmente a todo lo que no es en absoluto superficial. Me enfrento superficialmente a lo que está clavado en lo mas interno de mi misma. Me enfrento a mi, a mi yo, a mi no tan yo. Me enfrento a ti y a miles como tu. Me enfrento al mundo para construir otro mundo y pierdo mucho, pero gano mucho más.

viernes, 1 de agosto de 2014

Tu, tu, tu...


Tu y tus privilegios. Tu y tus privilegios que implican la ausencia de mi libertad. Tu y tus privilegios que me oprimen. Tu y tus privilegios sin cuestionar porque dices que el mundo no se cambia en ti, sino en la base. Tu y tu maldita comodidad que perpetua mi opresión. Tu y tu verticalidad para conmigo. Tu y tu forma de hablarme, de tratarme, de mirarme, de tocarme. Tu y tu superioridad. Tu y tu desigualdad para conmigo. Tu y tus alegaciones de que todas somos iguales. Tu y tu control hacia mi. Tu y tus ganas de tenernos. Tu y tus ansias por seguir dominandonos.

Tu y tu construcción social que no quieres deconstruir.