jueves, 18 de junio de 2015

A.

Ayer, como otras veces, la represión me dejó helada, con la piel de gallina, tiritando, sin habla y con lágrimas en los ojos. Digo como otras veces porque es una sensación que ya he sentido antes, pero como en todo, nunca de la misma forma.

Te escribo a ti porque sé que tu vas a entenderlo mejor que nadie, aunque esto a estas alturas de la realidad represiva que vivimos seguro que lo entiende cualquiera.

Yo no conocía a Alfon más que de vista, ni falta que me ha hecho para sentir todo este dolor. Me parece incluso un privilegio emocional (si es que eso existe) estar escribiendo esto, porque no paro de pensar en si su gente cercana es capaz de pronunciar palabra. Pero lo siento dentro y tengo que sacarlo, aunque sea contándotelo a ti, que se que me entiendes.

Fue todo muy rápido, estaba estudiando para ese horrible examen que determinará mi vida la semana que viene cuando me llegó un difundido sobre la toma de decisión de la asamblea que habían convocado para esa misma tarde. Como no tenía posibilidad de ir hasta Vallekas en tan poco tiempo y debería haber seguido estudiando (lo cual fue completamente imposible) seguí todo muy de cerca en las redes sociales y mediante los vídeos directos que nos facilitaron algunas compañeras de prensa alternativa.
Mi madre dejó lo que estaba haciendo para ponerse a verlo conmigo. Y ahí estábamos las dos, con el mando de la televisión en una mano silenciando las noticias porque no decían nada sobre el tema, y con los ojos fijos en la pantalla del ordenador, viendo como toda esa gente se fundía en una. Y esto si que es "somos uno" y no la mierda romántica aquella que nos contaron de las relaciones de pareja en las que en realidad, tu eres tu y el otro, el otro, y todo lo contrario una anulación personal constante. La solidaridad de ayer se rió del amor romántico y del Estado a la vez. Pero perdimos, como siempre.

No se donde estabas tu, no sé si estuviste ahí y tampoco te pregunté porque aunque te pensaba muchísimo todo el rato (como siempre en estas situaciones), no me salió contactarte. Pero sé que estuvieras donde estuvieras y te hayas enterado cuando te hayas enterado, vas a sentirlo igual que lo siento yo.

Gracias por leerme y siento la parrafada pero me parece significativo escribirte y sentirme tan bien al hacerlo sabiendo que cuando nos conocimos no vivimos ni la mitad del infierno que le van a hacer vivir a Alfon después de 3 años intentando que no fuera así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario