domingo, 27 de abril de 2014

Como la pólvora.

No es fácil ser consciente de que no le plantaste cara en el momento y quitarte la culpabilidad que te invade. No es fácil hacerlo público porque no es fácil enfrentarse a los cuestionamientos de las personas cercanas y lejanas. No es fácil responder a todas y cada una de vuestras preguntas, ni estar a la altura de todos y cada uno de vuestros juicios de valor.
De hecho, es tan difícil que a veces callamos hasta que todo revienta, y cuando esto pasa, somos capaces de seguir callando mil cosas más para que no reviente el doble y nos bombardee el triple. No es fácil denunciar agresiones dentro de los movimientos sociales, no es fácil porque la revisión de privilegios que se expone de cara a la galería no es la misma que esa persona en cuestión tiene interiorizada.
De hecho, es tan difícil que da hasta pereza luchar con vosotros.

Pero en estos momentos en los que la pereza te invade y la rabia por los cuestionamientos te satura, están ellas, como siempre, pero más intensas que nunca, sabiendo a la perfección que es lo que sientes y como lo sientes, haciéndolo suyo, haciéndolo vuestro. Porque así somos, porque así nos queremos. Porque estamos juntas en esto y porque luchamos contra esto.


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