Me quiero quedar a vivir en sus clavículas, y en el hueco que se forma entre su cuello y su hombro cuando se tumba sobre el lado izquierdo de su cuerpo.
Me quiero quedar a vivir en sus labios, en su sonrisa y en su risa. En nuestras miradas cómplices y en sus ojos marrones cargados de sentimientos. Me quiero quedar a vivir en el césped del que nos echan mientras nos tapamos el sol con cuidado para que no nos de en los ojos y podamos mirarnos.
Me quiero quedar a vivir en este sentimiento tan cursi, pero con ella.
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