jueves, 30 de mayo de 2019

Lago

La última vez que fui al lago estaba rota. De resaca y con desgana. Casi necesitando escapar a tomar el aire revitalizante que me proporciona mi barrio. Quizá buscando curarme o encontrar respuestas a mi tristeza.
Pero el lago estaba vacío y en obras. El calor del sol se palpaba en el fondo que nunca veo con el agua. No había brisa y el aire seco me ahogaba. A los 20 minutos nos fuimos.

Ayer volví. Esta vez sin resaca y con ganas, no de curarme, sino de seguir creandome.
Ahora el lago estaba precioso después de las obras. Ya no había césped alrededor, sino un paseo super acogedor con bancos que invitaban a sentarse. Y así hicimos.
Tres niños corrían mientras una niña les perseguía queriendo enseñarles algo.
Se hizo de noche. Otra vez.
El lago que recordaba bonito lo estaba mucho más ayer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario