viernes, 19 de agosto de 2011

Identidad

La clave está en atrevernos a liberarnos de nuestra supuesta identidad, de instalarnos en el mundo sin exigirnos responder a ella, descubriéndonos a nosotros mismos cada momento y observando cómo actuamos.
(...)la identidad es algo que nos inventamos y nos hace sufrir, porque nos exige responder de acuerdo con ella.
(...)
Me parece increíble el miedo a la entrega.
Me parece increíble como reaccionamos para no encontrarnos.
Me parece increíble cómo armamos líos y creamos distancias
Me parece increíble como nos confundimos y confundimos a los demás.
(...) frenamos a veces la tentación de ser espontáneos y buscamos vidas seguras encerradas en nuestra vieja personalidad calentita y estructurada.
(...)vivir encerrados en una identidad se vuelve, tarde o temprano, aburrido o angustioso.

(...)
La personalidad es un vehículo para llegar a ser; disolviéndola llegamos a la captación de nuestra esencia.
La personalidad se identifica con una parte del ser a la cual le asigna el valor de la totalidad. Es importante tomar conciencia de que somos el ser y no sólo la posición con la que nos identificamos.
La mente tiene la capacidad de definirnos de cierta manera, como si al ser de tal o cual forma no pudiéramos ser de ninguna otra. Este es el mecanismo que nos impide ser completos.
Damos por sentado que somos el yo que nuestra mente ha construido y no advertimos que ese yo es algo que se ha formado en el pasado, que tiene sus raíces allí y que su lealtad va dirigida a cosas que ocurrieron entonces, hechos y recuerdos más o menos distorsionados que estamos sosteniendo y tratando de mantener o de ocultar.  En consecuencia, no podemos estar totalmente presentes porque estamos atadas a las cosas del pasado que nos determinaron para crear nuestra identidad.
Pieza a pieza, el yo estructurado es una resistencia a la presencia incondicional.





Amarse con los ojos abiertos

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