sábado, 20 de octubre de 2012

Ligera, bella y memorable

-¿No dices nada?- prosiguió ella. - Es raro eso que hacen los hombres de hablar tanto y durante tanto tiempo cosas fútiles y en cambio tan poco de los asuntos del corazón. Nuestra bonita historia llega a su fin, ¿no es así Max?. Los dos lo sabemos desde hace algún tiempo, pero todavía no hemos encontrado palabras para decirlo. Quizá sea por pereza, seguramente por falta de ardor ... Probablemente por miedo también. -añadió a media voz- Sin embargo, me gustaría que hiciéramos el esfuerzo de buscar esas palabras. No querría que nuestra historia se enfangara. Tiene que seguir siendo ligera, como en sus inicios. Ligera, bella y memorable.
+Pero yo te quiero, Sara
-¡Si, claro! - Dijo ella incorporándose para mirarlo a los ojos. - Y siempre habrá una parte de ti que me querrá, y en mi corazón siempre ocuparás un sitio especial. Pero nuestro amor ya ha vivido su tiempo, ¿entiendes? No puede hacerse mas grande, no puede dilatarse. A partir de aqui solo le queda desmoronarse poco a poco, y yo no quiero que eso ocurra.
+Pero ¿Por qué?- gritó el, ofendido -¿Qué te hace decir esas cosas hoy que todo está bien?
-Porque es la verdad Max. Nuestra verdad. ¿Acaso no lo comprendes? Tenemos que devolvernos nuestra libertad, de otro modo empezaremos a inventarnos mentiras más o menos mezquinas, cometeremos pequeñas cobardías banales y mediocres todos los días. Y todo con la excusa de no hacernos daño. - arguyó ella sacudiendo la cabeza con aire de hastío  con lo que se soltaron algunos mechones de su cabello recogido con una cinta de satén blanco. - Así podemos llegar a engañarnos mutuamente, y el paso siguiente es la traición. ¿Por qué no reconocer con valentía que lo nuestro se ha terminado, que nuestra historia ha sido breve pero intensa, pero que nuestros caminos se separan? ¿Por qué no ponerle término hoy que todo está tranquilo a nuestro alrededor, después de habernos amado tanto anoche mismo?

La loba blanca

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