Me alegro de estar aquí y no tener que llenar mi tiempo con esa gente que dice estar pero que cuando pides ayuda a gritos a 1.489 km de distancia, desaparece. Me siento decepcionada conmigo por no saber gestionar la decepción que siento para con el resto.
Que irracional, no? Me da lo mismo. En algún sitio tengo que vomitar lo que no vomito por pudor. Y ahora mismo los dedos me rozan campanilla, forzándome a dejar el miedo a un lado. Y que bien, porque lo necesito para limpiarme y escapar de la red inmensa que me atrapa y me hace sentir que la vida sigue pero que la mía ya no es la misma, aunque me esfuerce.
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