Venía a dejar constancia de que las huellas que no me pisan son las que más me marcan. A inundar un espacio lleno de tristeza con un poquito de alegría, para recordarme y recordarme recordandoos.
Venía a quedarme y a invitaros a quedaros para tomarnos las sonrisas en taza grande pero a cucharaditas pequeñas, como los mejores desayunos; mojar los momentos y dejar que se deshagan en la boca. O mojarnos con los momentos. Y saborearlos o saborearnos.
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