domingo, 7 de febrero de 2016

Mi san valentin

No sé si es la distancia la que cada vez me conecta más con tu recuerdo, o si por el contrario son tus recuerdos los que cada vez me hacen estar más distante.

Así funciona desde que apareciste en mi vida. Lo inundaste todo de aparente calma, cargada de tormenta. Me balanceaste y golpeaste hasta verme en el suelo, y una vez ahí me pisoteaste muy fuerte mientras me hacías creer que era por mi culpa y por mi bien. Me sumergiste en tus deseos más profundos arrebatándome los míos de cuajo y me hiciste participe de tus inseguridades, de ti y de tus miserias.
Me regalaste atardeceres a la orilla de los estanques del palacio real, pero también me regalaste una posición que yo no quise, me regalaste poder en forma de amor, de revolución y de sueños. Me regalaste mentiras, silencios y culpas. Me regalaste miedo y ansiedad cada vez que oigo tu nombre o escucho canciones que me recuerdan a ti.

Y devolví tus regalos, todos y cada uno de ellos, tiré a la basura el lazo rojo que los envolvía y escupí encima de esos paquetes pomposos porque me di cuenta de que en eso consistía, en aparentar, en hacer creer que eramos la portada de una película de Disney sin que nadie se diese cuenta de la moraleja o de tu papel en ellas. Eras la mezcla perfecta entre sus príncipes y la misoginia rancia de sus brujas. Eras mi tortura y lo sigues siendo. Pero las pelis se acaban y esto se parece mucho mas a una pesadilla interminable. Solo quiero darle al stop, sacar la cinta y que al grabar encima se curen todas y cada una de las heridas, sin cicatrices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario