jueves, 5 de mayo de 2011

¿Matar al amor?

Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó una reuniñon urgente de todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano acudieron a la reunión con la curiosidad de saber cuál era su finalidad.

Cuando estaban todos reunidos, habló el odio y dijo:
-Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien.
Los asistentes no se extrañaron demasiado, pues era el odio el que estaba hablando, y él siempre quería matar a alguien. Sin embargo, todos se preguntaban quién sería tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos ellos.
-Quiero matar al amor-dijo.
Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno le tenia ganas.
El primer voluntario fue el mal caracter, quien dijo:
-Yo iré, y les aseguro que en un año, el amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará

Al cabo de un año se reunieron otra vez y, al escuchar el informa del mal caracter, quedaron muy decepcionados.
-Lo siento, lo intenté todo; pero cada vez que yo sembraba una discordia, el amor la superaba y salia adelante.

Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la ambición, que, haciendo alarde de su poder dijo:
-En vista de que el mal caracter ha fracasado, iré yo.
Desviaré la atención del amor hacia el deseo de la riqueza y el poder. Eso nunca lo ignorará.
Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima, la cual, efectivamente, cayó herida; pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el odio por el fracaso de la ambición, envió a los celos, los cuales, burlones y perversos, inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar al amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.
Pero el amor, confundido, lloró y pensó que no quería morir; y haciendo acopio de con valentía y de fortaleza, se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el odio siguió en su lucha, enviando a sus más hirientes compañeros- la frialdad, el egoísmo, la indiferencia, la pobreza, la enfermedad y muchos otros- que fracasaron siempre, porque cuando el amor se sentía desfallecer, recobraba las fuerzas y lo superaba todo.
Convencido de que el amor era invencible, el odio les dijo a los demas:
-No hay nada que hacer: el amor lo ha soportado todo. Llevamos muchos años insitiendo y no lo logramos.
De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido, vestido todo de negro y con un enorme sombrero que impedía ver su rostro. Tenía el aspecto fúnebre de la muerte y dijo con seguridad:
-Yo mataré al amor, yo mataré al amor.
Todos se preguntaron quién sería aquel que pretendia hacer lo que ninguno de ellos habia podido.
El odio dijo:
-Ve y hazlo.
Tan sólo había pasado algñun tiempo cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que, después de mucho esperar, por fin el amor habia muerto.

Todos estaban felices, pero sorprendidos.
Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:
-Ahí les entrego al amor totalmente muerto y destrozado.
Y sin decir mas, se marchó.
-Espera, dijo el odio; en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir...¿Quien eres?
El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
-Soy la rutina. 


José Carlos Bermejo
"Regálame la salud de un cuento"

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