sábado, 3 de septiembre de 2011

Obstaculos

Voy caminando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.
En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad.
Agudizo la mirada para distinguirla bien.
Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar lo que deseo.
Todas mis metas, mis objetivos y mis logros.
Mis ambiciones y mis sueños están en esa ciudad.
Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo que aspiro, lo que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis exitos.

Imagino que todo eso está en esa ciudad.
Sin dudar, empiezao a caminar hacia ella.
Al poco de empezar a andar, el sendero se hace cuesta arriba.
Me canso un poco, pero no importa.
Sigo.
Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino.
Al acercarme, veo que una enorme zanja impide mi paso.
Temo...Dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse facilmente.
De todas maneras, decido saltar la zanja.
Retrocedo, tomo impulso y salto...
Consigo pasarla.
Me repongo y sigo caminando.
Unos metros mas adelante, aparece otra zanja.
Vuelvo a tomar carrera y también la salto.
Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado.


Me sorprende un abismo que detiene mi camino.
Me detengo.
Es posible saltarlo.
Veo que a un lado hay maderas, clavos, herramientas.
Me doy cuenta de que están alli para construir un puente.
Nunca he sido habil con mis manos...
...pienso en renunciar.
Miro a meta que deseo...y resisto.
Empiezo a construir el puente.
Pasan horas, días, meses.
El puente está heho.
Emocionado, lo cruzo y al llegar al otro lado... descubro el muro.
Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido...
Busco la manera de esquivarlo.
No hay forma.
Debo escalarlo.
La ciudad está tan cerca...
No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar.
Descanso unos minutos y tomo aire...

De pronto veo,
a un lado del camino,
a un niño que me mira como si me conociera.
Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mi mismo...cuando era niño.
Quizá por eso me atrevo a expresar en voz alta mi queja.

-¿Por qué tantos obstaculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoje de hombros y me contesta
-¿Por qué me lo preguntas a mi? Los obstaculos no estaban antes de que tu llegaras....Los obstaculos los trajiste tu.



Cuentos para pensar- Jorge Bucay

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